Miedo, el peor enemigo

  Estaba muy cansado, no había dormido nada porque volví de la fiesta, bajé de la combi y me atraparon. Fueron muchos los momentos de desesperación en los que tuve que actuar casi sin pensar, sólo por impulso. Necesitaba escapar, necesitaba ayuda. Tenía miedo.

  Sorteé rejas, paredes, calles de tierra, pozos. Pedí ayuda pero nadie me la dio, nadie me creyó. Mi desesperación asustó a todos pero hacía 12 horas que estaba privado de mi libertad como para actuar con tranquilidad. Sólo quería volver a casa.

  Había dos opciones: o les creían a ellos que me trataban de chorro, o me creían a mí que pedía ayuda. Creo que el miedo me jugó una mala pasada, fue mi peor enemigo y de eso se aprovecharon mis verdaderos enemigos.

  Lograron recapturarme y me llevaron más lejos, y me sacaron la ropa, y me tiraron en un descampado donde una bala me atravesó la vida.

  No me importa si tienen o no antecedentes, si terminan presos o libres, si se hace una o miles de marchas contra la inseguridad. A mí nadie me ayudó, nadie me creyó, nadie me tendió una mano. Si tan sólo hubiera subido a ese auto podría haber terminado en la puerta de mi casa pagando un viaje de vuelta a mi vida.

Comentarios

Entradas populares