Relaciones siniestras


Los vi a los dos. No sabía que no se podía. Estaba despierto, mirando la tele. Dije que le contaría a mi hermana y a mi papá. Escuché que él le dijo “yo me encargo”. Ella se fue. Mi mamá se fue.

Él ya no quería jugar como antes. Su agresividad me asustó pero no pensé que iba a usar lo primero que encontró en el cajón de la mesita de luz para matarme. Después, lo planearon todo con la misma frialdad que me miraban tirado en el piso del dormitorio sin más oxígeno para respirar.

Se hacía difícil maquillar todo para que sólo se trate de un robo. Ni ella ni él sabían dónde estaba escondida la plata. Cerré los ojos con la misma imagen que hoy tengo de ellos: juntos. A uno ya le dibujé los barrotes. Falta ella. 

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